Alerta roja en el sistema de salud

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Los servicios de salud de la red pública y privada un drama que suma a una crisis estructural de la Salud en Bolivia. Tres casos que hablan por sí solos.

 

Más allá del proceso de investigación abierto para determinar si se aplica la figura de negligencia por negar la atención de la embajadora de El Salvador, Maddelin Brizuela, en al menos cuatro clínicas privadas de la sede de Gobierno, se abren varias interrogantes sobre las condiciones a veces lamentables de los centros que funcionan bajo competencias del Ministerio de Salud y del Servicio Departamental de Salud. En la embajada de El Salvador hay fragantes contradicciones sobre las causas de un derrame cerebral que horas después al negarse atención especializada acabó costando la vida a Brizuela.

Se ha dicho que la embajadora fue asistida por un médico particular que habría dicho que la paciente requería atención especializada. Cualquier profesional no solo tiene el deber de asistir en la internación, sino determinar el tipo de tratamiento a seguir en manos de un especialista. Según la versión de una funcionaria de la embajada de El Salvador, el médico particular que habría atendido a la embajadora desaparece de escena. Otras versiones aseguran que Brizuela fue atendida y “estabilizada” en el Hospital Los Pinos que no cuenta con condiciones de atención especializada. La misma versión -sigue- obligó a los amigos de la diplomática y a funcionarios de la legación a una infructuosa peregrinaron a ciegas buscando atención hospitalaria.

Tampoco se ha establecido con precisión si la delegación visitó como se dijo al menos cuatro clínicas privadas que negaron atender la emergencia. Luego también se supo que funcionarios del Hospital Los Pinos se comunicaron vía telefónica con algunas clínicas privadas que habrían negado atención aduciendo falta de espacio. Esa versión fue ofrecida por el director del HLP dos días después del suceso. A su turno las administradoras de los cuatro centros citados en el informe negaron que entre el viernes en la noche y el lunes en la madrugada haya habido llamadas para asistir a la diplomática y menos que hubieran solicitado internación. En todos los casos las contradicciones son fragantes.

Sea como fuere el caso destapa la crisis estructural de los servicios de salud tanto públicos como privados en la sede de Gobierno, que se puede aplicar a todo el país. Los centros de salud en determinados niveles no tienen las condiciones de atención adecuados y no existe un ente regulador que determine estructuras de funcionamiento con equipamiento apropiado para casos de emergencia.

Si bien este caso se ha zanjado de forma diplomática. La embajada desestimó que hayan fallado los protocolos de internación, pero súbitamente fue cancelada hasta nuevo aviso la visita a Bolivia de uno de los poderosos hombres de negocios de El Salvador, Sisfrido Reyes, que debía llegar a Bolivia el 6 de agosto. Se informó que Reyes canceló su visita de trabajo al país por el fallecimiento de la embajadora. El empresario iba a cumplir una amplia agenda de trabajo con federaciones y cámaras de comercio en Bolivia.

Otro caso de horror

El jueves 19 sucedió un caso que debería generar alarma tratándose de un caso verídico narrado por un actor presencial de lo sucedido. “El jueves me dirigí a ProSalud para requerir un chequeo de rutina buscando un certificado de atención ambulatoria; mientras esperaba ser atendido, ingresó una pareja de avanzada edad -calculo entre los 70 a 75 años- solicitando asistencia de emergencia. El señor se quejaba de un fuerte dolor en el pecho”.

“Inmediatamente la enfermera ingreso al paciente a la sala de emergencias, pocos minutos después escuché ruidos extraños en el consultorio de manera que ingrese al recinto para preguntar si necesitaban algún tipo de ayuda; me sorprendí al ver al paciente en el piso. La enfermera hacía esfuerzos para sostener la cabeza del paciente entre sus manos intentando salvarle la vida. Había sobrevenido un paro cardiaco. La enfermera aceptó mi ayuda, es así que me puse de rodillas sujetando la cabeza del paciente, mientras ella intentaba masajes en el pecho tratando de evitar su fallecimiento. El oxígeno se había acabado. Le pedí a la enfermera que me permitiera hacer yo mismo los masajes intentando reaccionar al paciente. Nuevamente la enfermera accedió a mi solicitud”.

“Solicité un desfibrilador para reaccionar al paciente que se estaba muriendo en mis manos. La enfermera me indicó que no tenían ese aparato en el centro. Salí desesperado buscando ayuda a la Clínica Achumani que está a una cuadra aproximadamente de ProSalud solicitando a gritos ayuda para salvar la vida de un paciente al borde de la muerte. En la clínica me negaron ayuda; primero me dijeron que no tenían desfibrilador en su instrumental y luego, cuando pedí a la ayudante que me acompañara a ProSalud, se negó indicando que no podía abandonar la clínica”.

“Poco después el paciente murió en mis manos ante la impotencia mía, de la enfermera y de la esposa del paciente. Salí impactado por el cuadro y desesperado un poco después ya en mi casa comencé a llorar de impotencia y del drama que vive el sistema de salud en el país”.

Los servicios de salud

Dat0s intentó hablar con los administradores de los centros de salud mencionados en esta nota, que se negaron a hacer declaraciones, convencidos que no quieren problemas ante casos delicados que comprometan la vida de las personas y su responsabilidad. No quisieron contestar tampoco respecto a las condiciones de equipamiento y su responsabilidad en este caso particular. El país en su conjunto está sufriendo las deplorables condiciones de sus hospitales, crisis agravada por los parámetros de atención que se miden en dinero en las clínicas privadas que existen en la sede de Gobierno.

Este drama no es reciente. Este año se produjeron disturbios de magnitud cuando el Gobierno quiso imponer disposiciones para sancionar la mala praxis con penas de cárcel y hasta sanciones pecuniarias millonarias. Médicos y estudiantes salieron a las calles para protestar exigiendo la derogatoria de la norma.  En junio otra manifestación ganó las arterias de La Paz. Cientos de internos del Oncológico salieron en manifestación reclamando la falta de equipos de diálisis para los pacientes que sufren algún tipo de cáncer. Desde junio a la fecha se han contabilizado cuatro decesos por falta de equipos de Radioterapias en el Hospital de Clínicas para atender a los enfermos de cáncer.

“Queremos vivir”, fue el lema desesperado de los pacientes con cáncer del Hospital de Clínicas de La Paz que marcharon, bloquearon algunas calles de la zona de Miraflores e instalaron un ayuno en las instalaciones de ese centro de salud en demanda de atención médica. Los servicios y tratamientos para ese mal están paralizados en algunos casos desde noviembre del año pasado. Entre tanto las autoridades anunciaron el cierre de la Unidad de Radioterapia por seis meses más debido a la obsolescencia de los equipos.

Se ha conformado una Asociación de Personas con Cáncer, Familiares y Voluntarios que han emitido reiterados comunicados y expresaron públicamente en reiteradas ocasiones que “los pacientes se están muriendo por falta de atención”. Las protestas también alcanzó al personal de la enfermería de ese nosocomio. Acompañando a los sufridos pacientes, se crucificaron para llamar la atención de las autoridades en salud.