Proyecto nuclear boliviano es difuso

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¿Se busca implementar o producir energía nuclear? Es la pregunta que el Gobierno aún no resuelve de forma clara en su anunciado proyecto de desarrollo de energía nuclear pues entre un programa de implementación de tecnología nuclear con fines médicos o industriales y un programa de producción de energía nuclear existen “diferencias abismales y no está claro a cuál de ellos se refiere”, afirma el físico y consultor en energías, Francesco Zaratti.

Hace algunos días, en La Paz, el ministro de Hidrocarburos y Energía, Juan José Sosa, declaró que el Gobierno “inicialmente” había pensado en generar núcleo electricidad, pero aclaró que en lo que se trabaja primero es en definir “la institucionalidad de lo que va a tener el programa nuclear boliviano y, en función a eso (…) van a venir las priorizaciones”.

El presidente Evo Morales reveló el año pasado que Bolivia trabajaba en un proyecto de energía nuclear con fines pacíficos con la colaboración de Francia y Argentina, posteriormente un representante francés negó la participación de su Gobierno y después, con respecto a Argentina, el Gobierno aclaró que ese país colaboraba con la capacitación de profesionales bolivianos en temas de medicina nuclear.

Para implementar un programa nuclear, la institucionalidad no es el único requisito necesario para Zaratti ni tampoco para el director del Instituto Boliviano de Tecnología Nuclear (Ibten), Luis Romero, quien precisa que también se necesita estructura, formación de recursos humanos y el diseño de un programa nuclear boliviano.

Zaratti coincide en la necesidad de la formación de recursos humanos y añade que también se necesita tecnología y material nuclear, haciendo notar que cada uno de estos ítems tiene un costo elevado y que su desarrollo requiere de mucho tiempo.

Sosa, por su parte, reconoció que “son proyectos a muy largo plazo, estamos hablando de más de 10 años en la construcción de este tipo de plantas”.

Sobre el tiempo necesario, Romero afirma que la institucionalidad, estructura y diseño del programa podría tomar meses, pero la formación de recursos humanos depende de qué tipo de programa se diseñe.

Para Zaratti, “si hablamos de energía atómica estamos en pañales, el tiempo estimado para producir energía atómica no es menor a 15 años y se necesitan miles de millones de dólares para poner en operación un reactor atómico”; pero, si se trata de tecnología nuclear aplicada, ya existe en el país y sólo requiere de mayor apoyo económico al Ibten, a los centros de medicina nuclear y a los centros de investigación de las universidades.

Romero señala que, actualmente, todas las iniciativas sobre el tema “se asocian en el corto plazo con usos y aplicaciones no energéticas” para salud, industria, agroindustria, recursos naturales.

Actualmente, en América Latina, sólo Argentina y Brasil producen electricidad con plantas atómicas en pequeños porcentajes, menos del 5 por ciento de sus matrices, y sus programas llevan varias décadas de desarrollo.