70% de la economía tarijeña es del sector público

0
297
Foto: El Deber

Regalías. Para los empresarios, el modelo rentista y de la economía del gas deja poco margen para la iniciativa privada y su expansión en la región

Decir que Tarija es el departamento con la billetera más gorda del país ya es un cliché. Con un presupuesto departamental de Bs 4.072 millones, los ingresos de la tierra del gas y de Moto Méndez ‘doblan’ a los de Santa Cruz y casi triplican a los de La Paz, de acuerdo con datos oficiales. Cuando la tierra tarijeña  celebra 197 años de su creación, el dato nuevo, el más duro y que ocupa el debate de autoridades y empresarios privados, es el dominio casi absoluto del sector público sobre la economía departamental.

Al menos el 70% del movimiento económico, entre inversión y gastos públicos, proviene de las diferentes reparticiones estatales, calcula Guadalupe Jurado, asambleísta departamental y jefa de bancada del MAS, involucrada en la elaboración de presupuestos. “Aunque se trata de apoyar el desarrollo empresarial”, opina, para explicar que hay un importante movimiento generado por los sectores vitivinícola y de la construcción.

Jurado sabe que alrededor del 84% de las reservas probadas de gas en Bolivia (8,39 TCF) están en Tarija, según datos de 2012 de Ryder Scott. Margarita (que comparte con Chuquisaca), San Alberto, Sábalo y Guacaya, son algunos de los megacampos de hidrocarburos que engrosan la chequera de Tarija, vía IDH.

De ahí que es fácil deducir que las instituciones públicas, como la Gobernación, las subgobernaciones autónomas o ejecutivos seccionales, las alcaldías y la Universidad Autónoma Misael Saracho o YPFB han crecido, son las principales inversionistas y empleadores regionales.

Contra el rentismo

Los empresarios cuestionan las consecuencias del dominio generalizado del sector público sobre la economía tarijeña, pues ven que esa condición reduce las posibilidades de crecimiento económico y desarrollo y tiende  a limitar la iniciativa privada.

De hecho, los empresarios tarijeños sostienen que la economía departamental depende hasta un 80% del sector público, es decir, un 10% más de lo que calculan las autoridades locales.

El presidente de la Federación de Empresarios Privados de Tarija (FEPT), Álvaro Baldivieso, asegura que esto es un fiel reflejo de una “economía rentista y donde la mayoría trabaja bajo contratos del Estado, y no privados, como sucede en otros departamentos”, como Santa Cruz.

“Cuando no hay una ejecución presupuestaria de las entidades públicas, todo se paraliza”, cuestionó el empresario.

Frente a esta realidad, el sector empresarial busca revertir esta situación con la creación de industrias y empresas vinculadas a los servicios y al comercio que permitan dejar atrás la actual dependencia.

Para el presidente de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Tarija (Caincotar), Víctor Fernández, el sector privado necesita incentivos para tener más participación en la economía departamental porque no se puede depender del gas natural, que en algún momento se agotará, como pasó con el petróleo de Camiri (Santa Cruz), y el desarrollo puede ‘cortarse’ el mismo día en que se cierren las válvulas vacías de los megacampos.

No fue posible ubicar al gobernador interino, Lino Condori, según sus colaboradores, debido a la apretada agenda de aniversario de Tarija que debe coordinar con el presidente Evo Morales. De modo que no se conoce cuál es el plan del gobernador para fomentar el desarrollo del sector privado. Como contraparte, la asambleísta Jurado aseguró que se apoya al sector privado a través del respaldo a los campesinos productores de vid y del diálogo para el desarrollo de proyectos con la mediana y gran empresa.

Pero el presidente de Caicotar insiste en que se deben garantizar los servicios básicos a bajos costos para incentivar la inversión y atraer capitales, no solo del interior del país, sino también del extranjero que permitan el fortalecimiento del sector empresarial.

“Esto lo venimos repitiendo todos los años y esperamos que se revierta de una vez porque si no hay incentivo desde el sector estatal nadie va a querer invertir”, proyectó el empresario. Para el presidente de la Asociación de Metalmecánicos de Tarija (AMT), Juan Carlos Castillo, el dinero que queda en caja y banco de las entidades públicas se debería redistribuir en préstamos a favor del sector industrial y productivo, en lugar de que la Gobernación incorpore ese saldo de dinero en el presupuesto del año siguiente.

Castillo consideró que esto sería un excelente incentivo para los pequeños, medianos y grandes empresarios que apuestan por el desarrollo departamental.

El poder de la uva

De las 3.000 hectáreas de uva que se producen en Bolivia, alrededor de 2.000 se cosechan en Tarija y, de estas últimas, se concentran en el Valle de la Concepción del municipio de Uriondo, provincia O’Connor, estima el alcalde uriondeño, Álvaro Ruiz.

Según el Censo de Bodegas y Destilerías de Tarija y Los Cintis (2010), texto de consulta elaborado por la Fundación Fautapo, casi 1.000 empleos se generan en Tarija a raíz de esta actividad, que comprende el cultivo de la vid, la cosecha y su transformación en vino y singani. Hay vida más allá de la economía del gas, que es la que se ha vinculado al dominio del sector público. Y los tarijeños lo saben. Los datos dicen que la centenaria tradición vitivinícola, antes artesanal, hoy más industrial, es la segunda fuente de ingresos del departamento, la más desa-rrollada por el sector privado: las cinco bodegas bolivianas más grandes son tarijeñas

Sables y honor en la  casa del moto méndez

San Lorenzo es el mudo testigo de la historia de liberación de Tarija. Aquí, a 45 minutos en vehículo al norte de la capital, hay una casona-museo blanca de dos pisos, con balcón y que guarda lo que un día fue del guerrillero, héroe de la Batalla de La Tablada, Eustaquio ‘Moto’ Méndez.

Es una vivienda que es patrimonio histórico del país, porque recuerda, así lo explican acá, que un 15 de abril de 1817 las fuerzas patriotas del general tucumano Gregorio Araoz de Lamadrid enfrentaron al Ejército realista dirigido por el coronel Mateo Ramírez.

Méndez se ganó el apodo de ‘Moto’ por haber perdido un brazo que, de acuerdo con algunas leyendas locales, tuvo que ver con una automutilación del guerrillero por haber enfrentado a su familia.

El Moto Méndez y José María Avilés fueron los caudillos montoneros que asediaron con sus tropas al cuerpo militar español durante la Batalla de La Tablada, jugando un papel decisivo en la rendición realista.

La historia oficial suele darle un rol protagónico a Araoz de Lamadrid en esta batalla, que provocó alrededor de 60 muertos y cerca de 400 prisioneros, siendo los españoles los más perjudicados.

Todo eso se lee y oye en la casa de Méndez, conservada casi intacta, como atractivo central de San Lorenzo.

Un juego de sables de los montoneros, armas de fuego de la época, un retrato del bravo guerrillero chapaco, la bandera argentina como recuerdo de honor. Todo eso se guarda en esta casona que es memoria material de la lucha por la emancipación.

“Casa de los Libertadores de América”, dice un letrero al ingreso de la vivienda que un día cobijó al montonero que fue pieza decisiva en aquella lucha por la independencia.

ANÁLISIS

El desafío es diversificar
Víctor Hugo Figueroa –  Economista

Tarija no ha superado la alta dependencia económica respecto a la venta de gas natural a los países vecinos de Brasil y Argentina, donde más del 50% del PIB departamental corresponde a esta actividad. Más del 99% de nuestras exportaciones, como región, también se refieren al gas natural.

Diversificar la economía es la gran apuesta a la que deberíamos embarcarnos en Tarija y en la medida en que logremos, generaremos condiciones de sostenibilidad. La clave tiene que ver con construir la nueva economía departamental sobre la base del sector productivo, ese es el desafío a encarar aprovechando la bonanza que genera el gas hoy.

Por eso conviene preguntar, ¿realmente nos estamos desa-rrollando o solamente está creciendo nuestra economía? Porque el desarrollo es más exigente que el mero crecimiento económico en términos cualitativos, pues implica mejora social e igualdad.