Vientos de cambio en la economía mundial

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La prensa internacional ha dedicado amplia atención en las últimas semanas al enfrentamiento entre Estados Unidos y China por el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB). Influyentes analistas occidentales apoyaron la iniciativa y consideraron un error de Barack Obama la presión ejercida sobre sus aliados. Algunos de los más cercanos, como el Reino Unido, Australia y Corea del Sur, son miembros fundadores, al igual que Alemania y Francia, y la mayoría de los países asiáticos.

Estados Unidos no ofreció ningún argumento de peso para que no participen en el AIIB.

El secretario del Tesoro, Jack Lew, dijo que el nuevo banco no cumpliría los “más altos estándares internacionales” en materia de gobernanza. Pero esto es ver la paja en el ojo ajeno: fue precisamente la falta de un gobierno justo en el FMI y el Banco Mundial lo que llevó a China a crear el AIIB y a los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) el Nuevo Banco de Desarrollo.

El AIIB es percibido como parte de la competencia entre Estados Unidos y China por la influencia en Asia. Washington anunció hace unos años un reequilibrio en la región asiática que incluyó mayor presencia militar y nuevos tratados comerciales. Beijing, por su parte, presentó el año pasado dos iniciativas: un Cinturón Económico de la Ruta de la Seda y una Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI. El nuevo banco podría ser un brazo financiero de estas iniciativas.

China también participa en dos iniciativas que son una respuesta al Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) liderado por Estados Unidos: la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) y el Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico.

Aún no está claro si el TPP finalmente se concretará, debido tanto a la política interna estadounidense como a la dificultad para llegar a acuerdos en temas clave entre sus miembros. Mientras tanto, en Estados Unidos y Europa cada vez más voces reclaman a Washington un cambio de política para incluir a China y otros países en desarrollo.

En un artículo en el periódico británico Financial Times, Martin Wolf calificó de locura el rechazo de Estados Unidos al AIIB y opinó que debería unirse al banco en lugar de presionar a otros países para que no lo hagan. La verdadera preocupación de Washington, aseguró, consiste en que China pueda crear instituciones que debiliten su influencia en la economía mundial.

El mundo “debe adaptarse al ascenso de nuevas potencias, no se detendrá solo porque Estados Unidos ya no pueda participar”, concluyó Wolf. “Si los resultados no son de su agrado, él es el único culpable”.