El megaescándalo que azota a los poderosos de Brasil

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Decenas de políticos investigados -incluidos líderes del Congreso-, grandes empresarios presos y gobernantes inquietos: el “caso Petrobras” se volvió la peor pesadilla para varias de las figuras más poderosas de Brasil, donde la justicia adopta medidas que eran inimaginables poco tiempo atrás.

El Supremo Tribunal Federal (STF) brasileño anunció este viernes que 47 políticos serán investigados por su presunta vinculación al gigantesco esquema de corrupción y desvío de dinero en la petrolera estatal.

Tal como lo solicitó la Procuraduría brasileña el martes, la lista divulgada incluye a los presidentes de ambas cámaras del Congreso, exministros de gobierno, un expresidente y un senador opositor.

El caso ya derivó en el arresto preventivo el año pasado de una docena de altos ejecutivos de grandes compañías brasileñas de construcción, a cargo de megaobras de infraestructura en Brasil y la región.

“Es una situación inédita”, dijo Vera Chaia, profesora de ciencia política en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo.

“La amplitud de la corrupción fue tan grande, envolviendo a empresarios, políticos y funcionarios de Petrobras, que generó una reacción de la Policía Federal, el Ministerio Público y la Justicia”, añadió en diálogo con BBC Mundo.

¿Cómo funcionó el esquema?

Según los investigadores, se trató de un complejo mecanismo de sobornos entregados por las empresas constructoras a directivos de Petrobras para obtener contratos multimillonarios con la estatal.

Los sobornos fluctuaban entre 1% y 3% del valor de los contratos. Se calcula que el esquema movilizó cientos de millones de dólares, en lo que la Procuraduría ha definido como “el mayor escándalo de corrupción” de la historia brasileña.

Los delatores que colaboran con la justicia para reducir sus penas, incluido un exdirector de Petrobras y un cambista clave en el esquema, afirman que el dinero financió personas y organizaciones políticas como el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), aliados y algunos opositores.

Por otro lado, los fiscales creen que las empresas constructoras se repartían las licitaciones actuando como un cartel.

¿Qué políticos son indagados?

La lista de 47 políticos investigados divulgada este viernes incluye a miembros de distintos partidos brasileños. En ella aparecen 34 congresistas en ejercicio (22 diputados y 12 senadores).

Hay seis miembros del PT, incluida Gleisi Hoffmann, que fue jefa de gabinete y mano derecha de Rousseff. También está el exministro de Minas y Energía, Edison Lobão, cuyo PMDB, grupo aliado al gobierno, tiene siete indagados.

Los presidentes del Senado y de Diputados, Renan Calheiros y Eduardo Cunha respectivamente, ambos del PMDB, serán investigados. Es la primera vez en la historia de Brasil que ocurre esto con los dos líderes del Congreso al mismo tiempo.

Otro que figura en la lista es el expresidente brasileño Fernando Collor de Melo.

Pero el partido con más investigados es el Progresista (PP) con 31 integrantes bajo la lupa judicial.

A su vez, hay un senador indagado del opositor PSDB. La justicia descartó investigar al excandidato presidencial de este grupo socialdemócrata, Aécio Neves, cuyo expediente en este caso fue archivado.

Los involucrados niegan haber participado del esquema ilegal.

¿Rousseff será investigada?

No. La Procuraduría descartó hacerlo, citando el impedimento constitucional de investigar a un presidente en ejercicio por actos ajenos al ejercicio de sus funciones.

Rousseff encabezó el consejo directivo de Petrobras entre 2003 y 2010, años que incluyen el período en que ocurrieron los desvíos, pero ha negado que conociera las irregularidades.

Sin embargo, el procurador pidió investigar las finanzas de la campaña electoral de Rousseff en 2010 dentro de su solicitud de indagar al exministro Antonio Palocci, reveló el diario Folha de S. Paulo.

¿Qué efectos políticos hay?

El caso ha horadado la endeble base de apoyo legislativo al gobierno de Rousseff, que intenta contener una rebelión de aliados molestos por el manejo del escándalo.

Una muestra del descontento en el Congreso surgió esta semana con el rechazo a un decreto de Rousseff para subir impuestos a empresas. Calheiros, el presidente del Senado bajo investigación, argumentó que la medida incumplía normas constitucionales.

¿Y las consecuencias económicas?

La economía brasileña comienza a sufrir el impacto del escándalo.

El descontento de los aliados del gobierno ya genera dudas serias sobre la suerte que correrá el paquete fiscal que el nuevo equipo económico prepara para equilibrar las cuentas públicas.

Varios analistas ya prevén una recesión en Brasil este año y las tensiones que genera este caso pueden empeorar el panorama. La cotización del dólar pasó esta semana la barrera de los tres reales, algo que no ocurría en los últimos 10 años.

Petrobras, la mayor empresa pública brasileña, también sufre el desgaste. Sigue sin presentar su balance auditado de 2014 y prepara un recorte importante de inversiones. La calificadora de riesgo Moody’s le quitó el grado de inversión en febrero.

Por otro lado, se ha visto reducida la capacidad de acceso a créditos de las constructoras investigadas. Las empresas desarrollan grandes proyectos de infraestructura que emplean a miles de personas, pero tienen prohibido firmar nuevos contratos con Petrobras y su situación inquieta al gobierno.