El futuro de la Alianza del Pacífico pasa por las elecciones latinoamericanas

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Marina Silva y Aecio Neves en Brasil, Jorge Quiroga en Bolivia y Luis Lacalle Pou en Uruguay partidarios de tender puentes con la Alianza.

La Alianza del Pacífico está muy presente en las elecciones presidenciales que tendrán lugar en octubre (Brasil, Bolivia y Uruguay). Las divisiones ideológicas están quedando muy patentes cuando sale a relucir la propuesta de vincularse o no a este foro de integración regional.

La Alianza del Pacífico, que forman Chile, Perú, Colombia y México, se ha convertido en la gran estrella de los procesos de integración latinoamericanos ante el colapso de la CAN, la parálisis de Mercosur, las dificultades del ALBA y las divisiones internas en la Celac y Unasur.

Se ha transformado también en un polo de atracción hacia el que convergen países como Panamá y Costa Rica y que atrae a dirigentes políticos de Uruguay, Bolivia y Brasil, naciones que celebran elecciones a lo largo del próximo mes de octubre. E incluso en Argentina y Guatemala con procesos electorales en 2015.

La atracción de la Alianza del Pacífico

Así en Brasil, frente a la rivalidad mostrada por Dilma Rousseff con respecto a la Alianza, destaca la postura favorable de Marina Silva y Aécio Neves.

La candidata presidencial brasileña Marina Silva, que lidera las encuestas para la segunda vuelta, ha dado señales de que habrá un cambio de marcha en la política exterior del país en caso de ser elegida: propugna la flexibilización en las reglas del Mercosur para poder realizar acuerdos bilaterales con otros actores (UE).

Silva en su programa de Gobierno propone una política de aproximación del Mercosur con la Alianza del Pacífico y una “agenda positiva” con Estados Unidos.

Aecio Neves, el aspirante presidencial del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB),defiende la inclusión de Brasil en la Alianza del Pacífico y propone una agenda nueva de la política exterior.

“Debemos hablar en innovación, en la introducción de las empresas brasileñas en las cadenas globales de producción, en una relación más pragmática de política externa y de política comercial”, señaló Neves a la revista semanal Carta Capital.

En ese sentido, “la Alianza del Pacífico, el bloque comercial de países liberales de América Latina, como Colombia, México, Chile y Perú, es un camino a ser seguido”, propuso el precandidato presidencial.

En Bolivia, de forma similar a Brasil, el apoyo o rechazo a la Alianza está vinculado a la adscripción ideológica y no existe un consenso entre la clase dirigente y las diferentes fuerzas políticas.

El más claro defensor de vincular a Bolivia con la Alianza es el candidato de la Democracia Cristiana, Jorge Quiroga. El expresidente boliviano (2001-2002), que reúne el 10% de la intención de voto, ha propuesto que su país se una a la Alianza del Pacífico y estreche relaciones con Brasil.

“Algo estratégico para Sudamérica en el siglo XXI es la Alianza del Pacífico, es la alianza más importante para Sudamérica”, ha dicho Quiroga.

Añadió que si gana las elecciones, pedirá que Bolivia se una a esa iniciativa, promovida por México, Colombia, Perú y Chile, porque “el futuro” está en Asia y su país puede aprovechar la Alianza del Pacífico para llegar a ese mercado con productos industrializados.

Opinión que contrasta, por diametralmente opuesta, con la que sostiene el Gobierno de Evo Morales: “Quiero decirles que EE.UU. está dividiendo a la Unasur. Los países que conforman la Alianza del Pacífico son parte de una conspiración que viene desde el norte para dividir  y que Unasur no avance hacia la liberación definitiva”.

En Uruguay, las cosas son un poco más complicadas. Luis Lacalle Pou, el candidato del Partido Nacional, es claramente proclive a la Alianza, a profundizar vínculos con la Alianza Pacifico a través de los Acuerdos de Complementación Económica existentes.

En esa misma línea se encuentra el candidato colorado Pedro Bordaberry: “Uruguay necesita otro Mercosur. Un Mercosur más económico y no político. No hace falta decir que somos “hermanos” todo el tiempo. Debemos aceptar que tenemos intereses distintos y negociar sabiéndolo. Nuestra economía necesita abrirse permanentemente hacia afuera. Con la Unión Europea, con la Alianza del Pacífico y con quien sea necesario. Eso es lo que necesitamos”.

Un triunfo blanco-colorado acercaría a Uruguay a la Alianza, aunque aún es un misterio cómo podría concretarse.

En cuanto a la postura del oficialismo, hay que distinguir entre el candidato Tabaré Vázquez (más flexible y más partidario de alianzas económico-comerciales) y la postura más ideológica del Frente Amplio.

El expresidente ya ha dicho que “priorizará la integración con los países vecinos y del continente, pero que no descartará un acercamiento con la libremercadista Alianza del Pacífico”.

Diferente es la postura de algunos sectores del Frente Amplio que ya durante el primer gobierno de Vázquez impidieron la firma de un TLC con EEUU.

El senador comunista Eduardo Lorier dijo a El País que la Alianza del Pacífico y el Mercosur son dos bloques “en pugna” y “con intereses diferentes” dentro de América Latina. Lorier recordó que los países que integran la Alianza del Pacífico tienen firmados TLC con Estados Unidos y con otros países del Pacífico, “pero dejan afuera a China”. En contrapartida, dijo que el Mercosur y el ALBA, impulsada por el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, “han luchado contra las transnacionales”.

Otros sectores frenteamplistas, como el que lidera el actual vicepresidente Danilo Astori, apoyan ese acercamiento a la Alianza. “Hoy somos Estado observador, pretendemos llegar cuanto antes a Estado candidato a miembro pleno y ojalá pueda darse lo antes posible la calidad de miembro pleno para Uruguay”, ha llegado a decir Astori.

¿Qué evidencia toda esta situación?

En primer lugar, la falta de consensos en materia de política exterior en los diferentes países de la región. En segundo lugar, que los actuales procesos de integración latinoamericana (Alianza del Pacífico o el Alba) provocan enfrentamientos y una fuerte polarización ideológica.

En tercer lugar que el triunfo de las tesis pro Alianza no serían fáciles de aplicar, sobre todo por las acuerdos preexistentes (los vínculos de Uruguay y Brasil con Mercosur).

Y en cuarto lugar, se evidencia que las actuales polémicas que se están dando en Brasil, Bolivia y Uruguay en torno a la Alianza del Pacífico va a tener un segundo capítulo cuando se celebren las presidenciales en Argentina ya en 2015.