Tambores de guerra

0
314

La reciente visita del presidente de Irán por varios países de la región, que no incluyó Brasil, Argentina y tampoco Bolivia, ha sido motivo de análisis desde diferentes ópticas. Los menos optimistas aseguran que la gira de Ahmadinejad por Venezuela, Ecuador, Cuba y Nicaragua, ha sido un fracaso y sirvió apenas en el marketing antiimperialista que difunde al mundo. Los más optimistas en cambio ostentan que la visita del líder iraní posesiona la máxima tensión militar de los últimos años con los Estados Unidos. La gira, dicen ha sido para buscar apoyos que contrarresten esa tensión. 

Pero  la Casa Blanca no se las tiene cortas y ha vuelto a insistir por enésima vez que aumentará la presión sobre Teherán. Lo cierto es que el régimen iraní dividió a los líderes regionales en campos antagónicos: los que le dan la espalda y evitan recibirlo y el eje bolivariano del ALBA que le abre las puertas de par en par para escuchar sus embestida contra el imperialismo. En la lista no incluyó en esta última gira a Brasil, Argentina ni a Bolivia a pesar de que el Gobierno de Evo Morales se ha mostrado muy proclive a los planes del régimen iraní habiendo incluso abierto relaciones diplomáticas con intercambio oficial de embajadas. Además, recibió en visita oficial a su ministro de Defensa Ahmad Vahidi que tiene mandamiento de apremio de la Interpol por su supuesta autoría en el atentado de la AMIA en la Argentina. El atentado es recordado hasta el día de hoy por la numerosa comunidad judía del país como uno de los más violentos en el que además perdieron la vida ciudadanos bolivianos. Ese es el punto de diáspora que las autoridades nacionales se niegan reconocer. Si bien Vahidi no formó parte de la comitiva oficial en la gira Latinoamericana, es el portavoz del Ejecutivo iraní en la escalada militar contra EEUU.

Mientras Ahmadinejad  se encontraba de gira oficial por los citados países la tensión en el estrecho de Ormuz, controlado por Irán y Omán llegó al máximo por la presencia en la región de un buque de guerra británico que incrementará la presencia de tropas militares occidentales en el Golfo Pérsico. A ese nivel han llegado las tensiones con el régimen de los ayatolas iraníes, tras las amenazas de cerrar el paso por donde circula el 35% del petróleo del mundo. En ese contexto el viaje de Ahmadinejad se refuerza en la creencia que puede conseguir apoyo de los aliados latinoamericanos que ocupan sillas en la Asociación Internacional de Energía Atómica (AIEA) para hacer frente a la ofensiva diplomática y el temor de que esta se convierta en despliegue militar como ocurrió con Irak. “América latina ha sido una prioridad en la política exterior de Ahmadinejad, con el objetivo de integrarse en un bloque de países que tuvieran al antiimperialismo como bandera política. Este viaje pretende reforzar esa lógica”, le dijo al diario Perfil de la Argentina Luciano Zaccara, doctor en estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid.     

El think tank norteamericano asegura que este movimiento de piezas pretende demostrar que Irán no está aislado internacionalmente y busca encontrar los mecanismos necesarios para romper el embargo económico y para disminuir el impacto en relación con el movimiento de dinero a través de instituciones financieras con el Banco Internacional de Desarrollo. Sea como fuese, la tensión se ha incrementado debido a los alances de la movida iraní en el Estrecho bajo el argumento de las sanciones económicas de EEUU y Europa a las exportaciones de petróleo, alentadas para que Irán frene su programa nuclear. La Casa Blanca no ha dejado de ver la gira como una provocación más en el estado de beligerancia que se ha desatado tras citar el interés del régimen de los ayatolas de fabricar la bomba atómica. Washington ha advertido que “todos estos países (refiriéndose a Venezuela. Nicaragua, Cuba y Ecuador) conocen muy bien la postura de Estados Unidos sobre Irán y también saben que está tratando de reforzar las sanciones internacionales  contra ese país”.

La escalada militar entre Teherán y Washington se da en plena campaña para las elecciones que tendrán lugar este año en EEUU. A ese hecho se suma que en el mes de marzo se realizaran elecciones legislativas en Irán ante el desgaste y aislamiento de su presidente, sin el apoyo del ayatolá Alí Jamenei, líder supremo de la revolución. Y aunque la mediación turca está de pie para reanudar el diálogo entre Teherán y Occidente, los temores de una guerra crecen y ahora se trasladan en este escenario a Latinoamérica.  

 

 

EtiquetasGuerra