Las elecciones primarias y sus actores 1

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Que movida genial no podría articular la mente de los funcionarios embarcados en ponerle más un rompecabezas a la desorientada oposición. Las elecciones primarias, diseñadas por el Gobierno como un sistema moderno, sinónimo de las democracias civilizadas, encontró a los actores de la política en un segundo nivel; desprevenidos y desarticulados. La genial movida puso de inmediato en juego las proyecciones desordenadas en la que se miden con su propia vara los tradicionalistas de la oposición. El cálculo no hizo otra cosa que sellar la tendencia; el camino disperso por el que transita la oposición. Incapaz de generar un frente arrollador y único. Incluso incapaz de ponerse a armar el rompecabezas arrojado por el oficialismo sabiendo el resultado. En ese espacio adverso y muy estrecho de éxito, los partidos de la oposición en carrera contra el tiempo no han conseguido encontrar sus piezas. El enredo y la confusión son una radiografía de la marcha impetuosa que parece tomar la reproducción de Evo Morales a un nuevo periodo. Esta vez hasta el 2025.

Ante la ausencia de ese elemento articulador, varios presidenciales con sus aliados incluidos han encargado protagonismo en las hojas de cálculo para ver hasta dónde pueden llegar en su intento de pelear a Evo Morales para arrebatarle la presidencia que ejerce hace 12 años ininterrumpidamente:

 

Evo Morales

Picardía para la política es apenas una interpretación simplista por la cantidad de mensajes que el jefe de Estado se gasta al día. Se ha convertido en el único presidente que ha gobernado tanto tiempo, pero además el único que ejecuta a su manera en una administración que no acude a la tolerancia y que por lo general peca de excesos. Hay varios sectores dentro de las organizaciones sociales que miran con cautela su nominación a la presidencia pero está claro que Evo Morales Ayma representa los intereses de las mayorías rurales apostadas en las grandes ciudades; el voto en el campo es decisivo en esta elección. En los últimos sondeos Evo mantiene ventaja sobre el segundo Carlos Mesa, aunque de acuerdo a los estrategas comunicacionales del masismo, el tiempo corre como enemigo público sobre el candidato por el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI). Evo se las vuelve a jugar con exceso de confianza en todas las movidas que pasan por sus manos. Será difícil restarle protagonismo a quien es un protagonista nato de la política en los últimos 15 años. Hay sectores que han jurado contrarrestar el efecto electoral especulando sobre una crisis económica. Fiel a su estilo, Morales ha salido con innovadoras propuestas a los sectores influyentes del empresariado cruceño donde radica el desarrollo gravitante del país. Ese apoyo traducido en votos no será tan contundente, pero definirá como nunca su futuro. Hay un grueso sector privado que volverá a respaldar su candidatura por cuarta vez consecutiva.

 

Carlos Mesa

El periodista tuvo momentos de gloria en su papel de vocero de la demanda marítima. El fracaso de La Haya es un tanto el fracaso de él también. No meditó las consecuencias y saltó rápidamente del barco que se hundía anunciando su postulación como candidato a la presidencia por el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI). Mucho se ha dicho de él y de su decisión desde entonces. Por ejemplo, no han faltado quienes en el propio oficialismo hayan advertido que esa postulación esta concertada con el Gobierno y que le es útil en la medida que el periodista e historiador tiene muchas más sombras que luces que arrasarán con el tiempo su crecimiento electoral. “Ya ha sido presidente y renunció tres veces en momentos críticos”, dicen algunos de sus detractores. Otros recuerdan que abandonó un Gobierno moribundo por cuestiones de cálculo político y destrozó sistemáticamente en su administración a los partidos tradicionales. Hay un tercer grupo no entando, mimetizado en la defensa de algunas garantías individuales, entre ellas la libertad de expresión, la manipulación de la justicia y la corrupción; además de otros tantos casos. Ellos ven a Mesa como un salvador que llega segundo, aunque quizá con el aliento agotado.

 

Jaime Paz Zamora

A Jaime Paz habrá que recordarle que tantas idas y venidas en la política boliviana, lo deja en una posición artera de ataque. Puede aducir que en su Gobierno (1989 – 1993) no se mató a ninguna persona en las protestas que han dominado el escenario político a lo largo del tiempo desde la recuperación de la democracia. Otro indicador de respeto a su persona abre brecha en relación a la estabilidad olvidada que se gestó en su administración y, finalmente, su refinamiento para respetar las reglas de juego impuestas por la democracia: la alternancia de poder. Pero con el mismo empeño que se destacan las cualidades del líder del ex MIR, que hoy postula por un espacio en la política boliviana con la Democracia Cristiana, se apuntan en la misma medida sus errores del pasado. Probablemente el ex jefe de Estado sea más consciente que otro de su talla en gestar acuerdos olvidando su lucha del pasado; el oportunismo es una cualidad innata en Jaime Paz. Ese motor que lo ha llevado a perder gran parte de las conquistas que se habían gestado en los tiempos de la lucha contra la dictadura y el autoritarismo, son las armas convencidas que se alinean en su contra en cualquier escenario electoral. Quizá Jaime Paz deba atacar en esta elección más de lo que haya pensado alguna vez al volver al ruedo de la efervescente política nacional.

 

Víctor Hugo Cárdenas

Ha peleado ramales del mismo estilo que el resto sin mayores luces que el ataque de choque, no apropiado en él. Durante su gestión en la vicepresidencia en el Gobierno de Sánchez de Lozada (1993 -1997) sucedió sin darse cuenta el tiempo respetuoso de su rol; exuberante por su condición de persona. Hoy la principal esencia de ese matiz ha sido borrada con el polvo mágico de la misma cura. Atropellaron su intimidad y hasta se puede decir que mimetizaron su identidad para alejarlo de cualquier profilaxis posible que le rindiera atributos de clase. Fue sentenciado, su casa tomada por hordas que no se inmutaron guiadas por el atropello de la negación que es un rasgo ancestral de la cultura aimara. Él no habría fomentado en su calidad de líder acto semejante. Víctor Hugo Cárdenas lleva esa carga emocional algo pesada en sus intervenciones. La encrucijada esta puesta. Es candidato por Unidad Cívica Solidaridad UCS, sigla que sostienen los hijos del desaparecido Max Fernández. Se pone en carrera quizá con mucha más probabilidad que otros en su afán de desnudar los quistes del poder. Tarea difícil para quien ha sido considerado como el reflejo de un mar de tranquilidad que le ha sido robada.

 

Rubén Costas

El gobernador de Santa Cruz es un hombre afortunado en las estructuras de la cruceñidad, pero lo evidente es que necesita aliados para su expansión en el país. El apoyo a Leyes, ex alcalde Cochabamba y sus posteriores acercamientos a Luis Revilla, alcalde de La Paz, ponían en un sitial de indiscutida expectativa a Costas en el plano de los reconocimientos membretados que llevan su firma. La detención del ex alcalde cochabambino parecía apuntarlo a él por la forma cómo se gestó la detención por el efecto carambola que apuntaba en la otra banda al gobernador cruceño. Costas se ha granjeado simpatías que van más allá de su posición geográfica pero su mirada no es descollante en las probabilidades de ocupar el sillón de mando del país. Eso lo sabe muy bien. Por eso cuando Samuel declinó la cabeza de la formula Bolivia dijo No, quedó abruptamente descolocado y evitó jugar en primer plano de la política nacional. Declinó sus aspiraciones presidenciales, incómodo a Samuel que quedó fuera y tuvo que buscar una salida decorosa invitando al senador Ortiz al ruedo de la disputa nacional con muy pocas probabilidades de crecimiento. Costas demostró una vez más ser actor de segunda fila y ahora ha apostado toda su artillería a la Alcaldía cruceña.