Te levantas, gruñes, caminas al lavabo, te miras, ves lo que no quisieras, y él te lo reprocha. Hay espejos y espejos; éste, si lo tuvieras en el baño de tu casa, te dirÃa que deberÃas haber evitado esos dos últimos gin-tonics y que el chorizo estuvo tan de más: que los Ãndices de alcohol
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